Artículo publicado por Arantxa Peña en el suplemento "Tercer Milenio" del periódico Heraldo de Aragón, el martes 6 de noviembre de 2012, con motivo de la obtención por parte de la empresa Flores en la mesa de un cheque
tecnológico de Ibercaja, para el estudio de la vida útil de las flores
comestibles.
Se cumplen dos
años desde que la emprendedora Laura Carrera se embarcara en la aventura de "Floresen la Mesa", una empresa nacida de la investigación y dedicada a
introducir flores comestibles en el mercado gastronómico. Para su
comercialización fuera de Zaragoza, el área de innovación del Parque CientíficoTecnológico Aula Dei trabaja en el estudio de técnicas que puedan alargar la
vida útil de estos productos, como los pensamientos, la boca de dragón o la
flor de borraja, que por su belleza, aroma y sabor cada vez atraen a más
curiosos.
ALIMENTACIÓN. Como guarnición en
ensaladas o acompañando a carnes, pescados o postres. Las flores ya no solo
sirven para decorar. Ahora también se comen. Esto es posible gracias a empresas
como Flores en la Mesa, pionera en Aragón en el cultivo y distribución de
flores comestibles. La impulsora de la idea se llama Laura Carrera, ingeniera
agrónoma que hizo su tesis en la Estación Experimental de Aula Dei.
El trabajo de Flores en la Mesa
gira en torno a dos líneas: la flor fresca, cultivada libre de químicos y
destinada a la cocina de autor, y la flor cristalizada, surgida posteriormente,
y que ha tenido una gran acogida, tanto en tiendas gourmet especializadas como
en la venta por internet. Se trata de flores comestibles a modo de caramelos
naturales, ya que, una vez recolectadas, son bañadas en una mezcla de clara de
huevo pasteurizada, gelatina, ginebra y
aromas naturales y cristalizadas a mano con azúcar. Así, las flores pueden
conservarse durante meses.
Investigadores de Aula Dei procesan pensamientos comestibles para un estudio de postcosecha en colaboración con Flores en la Mesa. |
Las flores frescas, sin embargo,
tienen una vida útil mucho más limitada. Dentro de los cultivos agrícolas que
se comercializan frescos, las flores cortadas (incluidas las comestibles) son
de los más perecederos, lo que supone un problema a la hora de comercializar el
producto. Entre los factores que afectan a su vida postcosecha se encuentran
las condiciones de humedad y temperatura durante la conservación y la
exposición a gases como el etileno, entre los más relevantes. Ante esta
situación, Carrera se puso en contacto con sus compañeros investigadores del
Parque Científico Tecnológico Aula Dei, en concreto con el Laboratorio de
Control Integral de Alimentos de Origen Vegetal (CIAOVE), para estudiar el
comportamiento postcosecha de diferentes flores comestibles con el fin de
aumentar su vida útil tanto en la conservación previa a su transformación final
(flores cristalizadas) como durante su comercialización. Dicho estudio ha sido
posible gracias a la ayuda del Cheque Tecnológico de Ibercaja. «Tras los
ensayos realizados, los resultados son positivos tanto con el envasado en
atmósfera modificada como con el control de la temperatura y humedad relativa
durante la conservación», explica Esther Arias, coordinadora del proyecto.
También se han encontrado buenos resultados tras la aplicación de 1-MCP, un compuesto que permite retrasar la
maduración de frutas y hortalizas y cuya efectividad también había sido
comprobada en algunas flores.
Mediante estas técnicas se espera
que la vida útil de las flores llegue a prolongarse entre dos y tres semanas y
así puedan distribuirse a otras comunidades e incluso a restaurantes de otros
países de la Unión Europea.
Pensamientos, mini pensamientos y boca de dragón envasados en bandejas. |
¿Por qué se
marchita una flor?
El motivo que
explica que una flor se marchite reside en los procesos de senescencia que se
desencadenan al cortarla. La pérdida de tersura del pétalo es una muestra de
esa deshidratación. Entre las especies que tardan más en marchitarse
encontramos las violetas, los pensamientos y los pétalos de rosa. En cambio, la
flor de la borraja es una de las que ‘menos aguanta’, debido a su alto
contenido en humedad.
Heraldo de Aragón, suplemento Tercer Milenio. |
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